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viernes, 21 de enero de 2011

Nasshla IV

-Yo no le vi peligroso, había algo en sus ojos que me dio seguridad...
-Cualquier humano que sueñe con nosotros tendrá graves problemas, Oshlum podría cortar los hilos demasiado tarde y desequilibrar el reino de vuestro padre princesa.
-No entiendo si vosotros teneis esta bola llamada planeta azul como Oshlum puede intervenir
-Las brujas del bosque de la noche tienen un pacto con él, Oshlum lo ve todo , a través del ojo de la bruja más anciana, y posee unas tijeras capaces de cortar estos hilos-de las manos de Nazrel salió un halo de luz bañada en oro-que mantiene a los humanos en conexión con su mundo y cuando son cortados vienen aquí-Nazrel atrapa un alma vieja y sabia, un espectro de luz azulado y la guarda en un bote de cristal-para perecer hasta su siguiente vida.
-Tengo que irme, se me hará tarde, prometeme que me contarás más Nazrel
-Como gusteis princesa.-Nazrel bajó la cabeza y acompañó a la princesa a las puertas del templo, donde la miró apesadumbrado y triste, y sacó su flauta dispuesto a aliviar la opresión que nuevamente le nacía en el pecho.
Nasshla no pudo quitarse esos ojos verdes de la cabeza desde que los vio.
La resultó extraño. No entendía por qué.
Crishal estaba con el apuesto elfo de antes tomando en la taberna del pueblo.
-Ah Nasshla, ya has venido, ¿No hace un día maravilloso hoy?-dijo entre risitas
-¿Desde cuando esta simpatía Crishal?-sonrió pícara mirando al elfo.
Crishal la fulminó con la mirada y se despidió del elfo.
-Mañana os vereis, quiero volver al pueblo, Nitha me ha prometido enseñarme un conjuro que hace que un osranbae, vuele ! !Que vuele! nada más y nada menos.
Eso era mentira, estaba ansiosa por ver de nuevo a aquel chico. Lo del osranbae, un felino entre puma y pantera de color negro que habitaba los bosques de Torthör y era bastante grande pues era el equivalente a un caballo para ellos,ya lo había visto mil veces. Nitha se lo enseña a los niños de la plaza.
-Crishal vamonos-cogió a la enamorada y se la llevaba a rastras mientras la otra, saludaba con la mano sonriente al elfo.
Nasshla estaba ansiosa por irse a dormir, quería que llegara el día siguiente y verle. No se le podía sacar de la cabeza.
Cuando llegaron a palacio, en la cena, donde se sirvieron los mejores manjares de Torthör, todo hongos y frutas del bosque, Nasshla le pidio a su padre que le contara más cosas del planeta azul, pues sabía que eso también quedaría bajo su cargo en su sucesión y así su padre vería que era porque le interesaba.

-Igual que los Dioses nos guian a nosotros, igual que a ellos les guía Creador, nosotros guiamos a los humanos.-bebió.

-Pero padre, hay algo que no entiendo, ¿por qué no les hacemos felices?
El rostro del padre se ensombreció.
-Osshlum también tiene un papel en esto. Sabes que nunca soporto no poder subir al reino y su corazón se pudrió. Él no era así, hija mía. Era uno de los guerreros elfos más afortunado que te puedas imaginar, el más valiente él más apuesto. Un día, el antiguo rey de Torthör, sonámbulo y enfermo, casi cae a las aguas del bosque de la Noche, las cuales ya sabes que tienen unas plantas que te enredan de pies a cabeza y te sumerjen para no salir nunca más. Yo estaba allí, tocando mi flauta, y lo salvé. Desde entonces me nombró rey en vez de a Osshlum que tanto había luchado y tantos honores había ganado. Y eso , le pudrió el corazón.-El padre entristeció.
-Luego hay algunas-intervino Crishal-que no aprecian lo afortunadas que son.

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