En un lugar, creado por el amor de la eternidad hacia las obras del tiempo, acariciado por el aire y vestido por el agua, se erguía el reino de Torthör, sus habitantes, alegres y ajenos al mal del mundo de los humanos, vivían en paz.

Sus extensas aguas cristalinas daban paso a una gran montaña de piedra esculpida por la música de sus mágicas flautas, con grandes salientes, imponente, cubierta por un verde manto, alumbrada por sus mágicos hongos, que desprendían una luz espectral, llenaban la oscuridad de aquel mágico mundo. Detrás de esa gran montaña a los que los habitantes de Torthör llamaban Essrä , se contemplaba una inmensidad cubierta de un velo de niebla, encima de aquel vacío, al frente se abría paso un puente quebradizo, de años y años atrás, se mantenía con las pocas fuerzas que le quedaban a esos trozos de madera vieja, donde al final se extendía una nueva montaña y desde donde se podía contemplar el reino de Torthör, nacido en el seno de las montañas, grandes cúspides se levantaban besando al cielo, acababan en bonitas y elegantes cúpulas, de color azul y verde mar, ventanas rectangulares amplias, cada una con una decoración diferente adornando su marco, las cortinas fantasmas en la noche, ondeaban con la caricia del viento en aquel reino aparentemente desolado y lleno de tanta vida, al fondo el gran palacio en conexión con otro puente de color blanco , escalones tallados en la dura piedra fría, se levantaban cuatro grandes torres acabadas en una cúpula blanca brillante donde se apreciaba el sol, la luna y las estrellas en un reflejo, enredaderas verdes trepaban por las grandes torres acabando en llamativas flores lilas, la puerta del palacio medía más de cuatro metros de altura, era de madera de roble con bonitos decorados verdes acabados en hojas, tenía inscrito el himno de los habitantes de Torthör, en su lenguaje del padre viento. Allí, en ese inmenso palacio,en ese aparente desolado reino, nació Nasshla,la princesa de Torthör, bajo la influencia de la diosa Afrodita y Poseidón le regalaron en su nacimiento, un presente muy especial , pues Afrodita le regaló el don del amor y la belleza y Poseidón el poder del agua.
Cuando Nasshla creció hasta la edad de los 17 años (150 para el reino Torthör) sólo quería explorar mundo, cosa a las que su padre y su madre se oponían como era natural, pues era heredera del reino y su deber era aprender todo lo posible antes de preceder a su padre.
-Pero padre, esas tareas me tienen aburrida, comprended... quiero divertirme.. ¿por qué si me queréis no me dais a elegir ? No quiero ser la reina de Torthör
-A mi tampoco me dieron a elegir, cada espíritu en este mundo tiene una función y la tuya es guiar a los habitantes de Torthör a seguir la luz
-Es injusto
-Lo sé, pero no puedo hacer nada
-Si, sí podéis padre... dejadme ir a visitar la ciudad aunque vaya con Crishal.
-Está bien-dijo suspirando el padre abatido-pero no volváis más tarde de cuando el sol se pone
-Claro-contestó Nasshla sonriendo triunfante. Se precipitaba a la puerta cuando...
-Nasshla -dijo el padre con semblante serio
-¿Sí?
-Está terminantemente prohibido que cruces el bosque de la Noche. No puedes ir al Reino de Oshlum.
-Lo sé
El padre asintió agradecido y se retiró a sus aposentos.
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